Probablemente muchos rosarinos se hayan despertado con dificultades para respirar, es que el intenso olor a humo proveniente de las islas del Paraná se coló en los ambientes, no importando donde se viva, de norte a sur, de este a oeste, el repetido fenómeno que había dado un respiro en los últimos días volvió a repetirse esta madrugada. Los perjuicios para la salud son importantes, dificultades respiratorias, nauseas, irritación ocular entre algunas de ellas.
La rotación de vientos y nuevos focos ígneos desatados en el Delta entrerriano frente a Rosario volvió a prenderse fuego. La actividad agropecuaria desarrollada por productores se intensificó en el último tiempo y provoca la intensa quema de pastizales con el objeto de obtener pasturas frescas para los animales.
De nada valieron los focos de conservación, las denuncias judiciales, las reuniones multisectoriales, las marchas, los cortes del puente que une la ciudad con Victoria. No alcanzó incluso la reunión de la comisión de Diputados que se realizó la semana pasada en el Concejo Municipal.
La llegada de fuerzas nacionales para el combate del fuego fue un paliativo que mejoró la situación, pero nunca alcanza frente a la ambición desmedida del hombre.
