Nuevamente en la mañana de hoy el aire de Rosario se volvió totalmente irrespirable. El intenso humo proveniente de las islas del Delta del Paraná, arrasado desde hace años sin que nadie sea el culpable, sin que haya nadie preso, y con organismos públicos y la Justicia mirando para otro lado, se volvió absolutamente nocivo para la la salud de la población.
La Municipalidad de Rosario amaneció con pintadas, responsabilizando a la intendencia por acciones para mitigar el ecocidio. Organizaciones no gubernamentales manifestaron ayer en diferentes puntos para hacer oír su reclamo. Incluso el propio intendente, Pablo Javkin se trasladará hoy a la Capital Federal para hacer oír su reclamo y visibilizar la problemática.
El gobernador de la provincia, Omar Perotti y la ministra de medioambiente, Érica Gonnet reclamaron ayer que el Ejército argentino retorne a la zona de islas para hacer frente al ecocidio que la actividad ganadera lleva adelante sin medir las consecuencias ambientales, priorizando solo su agronegocio, de engorde de ganado bovino.
La Justicia entrerriana viene haciendo oídos sordos, recibieron denuncias del ministro Cabandié, quien se apersonó en Victoria, de particulares rosarinos damnificados, de la Municipalidad de Rosario, del gobierno provincial santafesino, sin embargo, los expedientes duermen el sueño de los justos y están cajoneados.
"Las corporaciones en connivencia con la Justicia permiten este ecocidio, de nada valen las denuncias", dijo visiblemente ofuscado anoche el responsable de medioambiente nacional y reclamó "meter presos a los responsables, los argentinos estamos gastando 100 millones de pesos al día en combatir estos incendios y cuando los apagamos, al otro día vuelven a incendiar".
En la cámara de Diputados, vienen perdiendo estado parlamentario desde hace años los proyectos presentados por diferentes bancadas para reclamar la sanción de la Ley de Humedales. El discurso de las dos bancadas mayoritarias, individualmente es afirmativo, sin embargo, a la hora de dar despacho y obtener sanción, las firmas desaparecen misteriosamente, será que pueden más los lobby agrícola ganaderos, la simpatía con sectores del campo o hasta los desarrolladores inmobiliarios.
La salud de más de un millón de rosarinos y de otros miles de habitantes de zonas aledañas, que van incluso hasta el propio norte bonaerense parece no importarle absolutamente a nadie. El derecho a la salud debería estar por sobre otros, pero le especulación financiera espuria parece tener más poder.
