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El VAR llegó para perfeccionar los robos arbitrales en el fútbol argentino

 



En breve se cumplirá un torneo desde la aplicación del instrumento tecnológico en el país, y parece hora de sacar algunas conclusiones, aunque nuestro título ya adelanta nuestra opinión al respecto. Si alguien pensaba que el fútbol argentino sería más justo por la implementación del VAR, se equivocó con creces los frecuentes robos siguen estando a la orden del día. La herramienta electrónica en nada ayudó a combatir las injusticias cometidas por las ternas arbitrales, es más, las perfeccionó y las llevó a su máxima expresión. 

El staff a cargo <que vale aclarar no se encuentra in situ> está compuesto por jueces que fueron relevados de la función en cancha, por la reiterada aplicación de decisiones por demás polémicas, y no por árbitros probos, ya veteranos y experimentados, a los que por edad ya no les da el físico para dirigir. En algunos partidos incluso tampoco están presentes los relatores de la transmisión oficial televisiva, que muchas veces "aconsejan" sanciones al aire, y en ocasiones influyen en la decisión final tomada desde el VAR que los escucha.     

Cada fecha, los resultados "puestos a dedo" están a la orden del día, de nada valdría citar ejemplos, está repleto, los score puestos de antemano por la AFA y la Liga Profesional son cada vez más numerosos, y podría decirse sin temor a equivocarnos que la competencia está absolutamente viciada, y de genuino, al fútbol solo le quedó la pasión de los miles de hinchas que pagan su abono para concurrir a las canchas o simpatizantes que abonan el pack para ver los partidos por televisión. Se trata de un gran negocio, que ahora cuenta con ayuda externa para garantizar el objetivo perseguido.  

Un grupo selecto de impresentables árbitros, que además de su reiterado pésimo desempeño atraviesa un interna sindical compleja, ejecuta las órdenes emanadas por la cúpula dirigencial y podría decirse que, campeones, clasificados a las copas y descendidos están absolutamente digitados. De deporte al fútbol no le quedó nada, hay apenas algunos pocos casos de equipos que escapan al destino previamente asignado como Gimnasia y Esgrima de La Plata y Atlético Tucumán este año, a los que se les "permitió" pelear arriba. Si algo le faltaba al fútbol encima fue la reciente aparición de apuestas, que ponen todo bajo otro oscuro manto de sospecha y que hasta incluso sponsorean a varios equipos, mueven cifras millonarias y hasta podrían ser causantes y partícipes necesarios de algunos escándalos deportivos. 

"El producto" se cuida con uñas y dientes. Con leves o alevosas inclinaciones de cancha, amarillas rápidas injustificadas para condicionar el desarrollo, expulsiones por demás dudosas, y antojadizas líneas de supuestos offside trazadas de forma discrecional, la terna arbitral ahora cuenta con dos cómplices adicionales, que desde Ezeiza los ayudan a llegar al objetivo final planteado. 

El papel de los jueces de línea pasó a ser totalmente secundario desde la llegada del VAR y solo se limitan a cobrar los fuera de juego alevosos, es más, por nueva norma se deja culminar la jugada para su posterior revisión. Quedan para la tecnología los "finitos", los que son por poco margen y allí, la traza de líneas es cada vez más dudosa.

Buscar hormigas y dejar pasar enormes elefantes parece ser la consigna, dependiendo a que equipo toque favorecer. Cada vez más supuestas infracciones son sancionadas con rigurosidad absoluta, y se ignoran faltas que ameritan ineludible sanción. Las manos por ejemplo se juzgan antojadizamente intencionales o fortuitas, sean adentro o afuera del área, igual que los empujones, dentro del área hasta parecen permitidos y en mitad de cancha son todos sancionados con infracción.  

La predeterminada acotada intervención a solo unas pocas situaciones deja pasar otras de gravedad. El elemento tecnológico resulta bien aplicado en otros países, donde no solo colabora en establecer cosas que el juez ignora. Además los tiempos en que lo realiza son breves, dándole dinámica al juego. En Argentina hay intervenciones que duran hasta 6 o 8 minutos, cortando absolutamente el ritmo del partido, que cuando regresa ya no es el mismo. Incluso con frecuencia los entrenadores utilizan esos momentos para brindar indicaciones, generando casi un "tiempo muerto", como en otros deportes como el vóley o el básquet.  

Horacio Pagani, ese excéntrico periodista y panelista deportivo de TyC Sports, se expresó hace un tiempo en contra de la llegada del VAR cuando el proceso de implementación estaba en ciernes. "Solamente un tramposo, puede oponerse", le espetó su colega Esteban Edul, generando uno de los videos de mayor reproducción en YouTube. El tiempo determinó que el veterano ex director del suplemento deportivo del diario Clarín tenía razón absoluta, más allá de sus repudiables formas para expresarlo. 

Además, el VAR en la Argentina utiliza solo el sistema de cámaras de la transmisión televisiva, varias veces insuficiente, sobre todo en partidos considerados "de poca trascendencia". Situaciones dudosas en la reiteración siguen siendo inciertas, sin que la secuencia pueda dilucidarse a ciencia cierta. En la gran mayoría de los estadios se instalan cámaras solo en las tribunas asignadas a la prensa, perdiéndose la perspectiva que otorga poder apreciar una jugada desde otro ángulo. 

Así las cosas, el VAR llegó a la Argentina después de muchísimos amagues y postergaciones. Aquella herramienta que se suponía venía a terminar con la injusticia en el fútbol fue el arma perfecta para perfeccionarla. El error humano es posible en todas las índoles de la vida, también en el fútbol, sucedió y seguirá sucediendo. A nuestro criterio, era preferible a la alevosa manipulación de los resultados con un supuesto elemento "infalible". El manejo discrecional de un elemento que se suponía venía a mejorar el fútbol lo terminó arruinando. Antes al menos, nos quedaba la leve sospecha de una mala actuación del juez, por más dudosa que fuera.

 

        


       



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