La Ley de Humedales volvió a sufrir un rotundo fracaso legislativo en 2022. Tras algunos avances en diputados y promesas de todo el arco político, el proyecto nunca llegó al recinto de la cámara baja. Oficialistas y opositores levantaron el dedo acusador, pero ambas fuerzas retacearon votos a la hora de concretar la sanción de la tan esperada norma.
Casi como si se tratara de una burla, en la tarde de hoy las islas frente a la ciudad ardieron por doquier, el intenso olor a huno se apoderó de la ciudad, en la última jornada del año y solo habrá un alivio si el viento que sopla logra disiparlo o la esperada lluvia puede apagarlos.
De nada valieron las denuncias, las detenciones, los procesamientos, los focos de alerta temprana, las reuniones multisectoriales, las movilizaciones, los cortes del puente a Victoria, las declaraciones ampulosas, ni los tuit mostrando enojo. A ellos, los productores agropecuarios solo les importa su negocio.
Mientras el humedal siga siendo territorio de cría y engorde de ganado, seguirán quemando pastura para tener menos gasto en alimento. Gobernadores del norte argentino plantearon objeciones por otros motivos y el proyecto nunca se trató. La salud de millones de argentinos que padecen problemas respiratorios y tienen una pésima calidad de aire no es problema de ellos, hacen su juego, despliegan su looby y al menos este año, nuevamente ganaron ellos.