Casi 33 años después de que dos tenistas argentinas se encontrasen por última vez en una final de un torneo de la WTA, Nadia Podoroska y Paula Ormaechea, reescribieron esa historia. Ese dato, en sí, habla solo y da cuenta de la realidad del tenis femenino albiceleste.
Sin embargo, la definición de este 125, Copa Oster de Cali, Colombia, implicó mucho más. Especialmente para la rosarina, por ganarla: así, se transformó en el primer trofeo WTA de singles en su carrera y el 15° desde que es profesional, contando también los de los certámenes correspondientes a la Federación Internacional de Tenis (ITF).
En la primera final de este tipo a la que accedió la nacida en el barrio de Fisherton, se pudo quedar con la victoria: fue 6-4 y 6-2 sobre Ormaechea, quien retornó a una final de esta jerarquía tras 10 años.
La última vez que dos tenistas argentinas habían dirimido un trofeo de la WTA fue en Guarujá, Brasil.
Allí, una joven y prometedora Federica Haumüller daba la sorpresa ante Patricia Tarabini venciéndola por 7/6 y 6/4. Fue el único título con el que se retiró la oriunda de Chañar Ladeado, Santa Fe.
A su vez, Gisela Dulko fue la última argentina en levantar un título WTA en singles: la tigrense se consagró en Acapulco en febrero de 2011.
Nadia Podoroska y Paula Ormaechea, las últimas dos referentes del tenis albiceleste en los últimos años, paradójicamente nunca se habían encontrado cara a cara.
De hecho, son compañeras en el equipo argentino de Billie Jean King Cup (BJKC), al que Paula volvió el año pasado, en la serie ante Brasil en Tucumán y jugaron dobles en otras ediciones, pero nunca se habían enfrentado.
Podoroska logró su mejor ranking en 2021, siendo 36° del mundo, mientras que Ormaechea trepó hasta el 59° en 2013. Son las últimas argentinas Top 100, tras el retiro de Dulko. Con la consagración, la rosarina además se convirtió en la séptima tenista argentina en levantar un título WTA en toda la historia, en individuales.
