El presidente francés, Emmanuel Macron, se reunió con autoridades del Gobierno y rechazó convocar un referendo sobre su reforma previsional, en medio de creciente tensión social en el país, que vive una ola de protestas de varios sectores productivos.
El Ejecutivo superó dos votaciones en la Asamblea Nacional (Cámara baja) destinadas a bloquear la impopular medida, que quedó así automáticamente adoptada tras su reciente aprobación por decreto el pasado jueves.
Si bien las votaciones constituyeron un triunfo, el mandatario liberal -acusado de autoritario por sus críticos- se expone a un alto costo político a cuatro años de concluir su segundo mandato, en el que aspira a otras reformas pese a no tener control absoluto del Parlamento.
Desde mediados de enero, su Gobierno enfrenta el rechazo unánime de los gremios, de gran parte de la oposición y de dos de cada tres franceses -según los sondeos- a su plan de retrasar la edad jubilatoria de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años, en lugar de 42, para cobrar una pensión completa.
En medio de llamados a más protestas y huelgas, la oposición urgió a Macron a cesar a su primera ministra Élisabeth Borne, a retirar su reforma o a someterla a consulta popular, mientras que su rival de ultraderecha Marine Le Pen reclamó incluso la disolución de la Cámara baja.
Sin embargo, ninguna de estas opciones están siendo barajadas por el Presidente, quien se reunió hoy con la premier Borne y otros integrantes del Gobierno, aliados de su coalición centrista y figuras del oficialismo, entre otros.
Macron dijo en los encuentros que no tenía intención de disolver la Asamblea Nacional, de remodelar el Gobierno o de someter su reforma a referendo para apaciguar las protestas, informó la agencia de noticias francesa AFP, que citó a un participante de los mismos al que no identificó.