Rosario Central empató 1 a 1 ante Caracas de Venezuela por un partido correspondiente a la tercera fecha del Grupo G de la Copa Libertadores de América. El conjunto rosarino tuvo una floja auriazul dejó puntos en el camino que pueden costarle muy caro a la hora de conseguir la clasificación a la siguiente ronda de la competencia internacional. Los goles del encuentro fueron convertidos por Pernía y Módica, uno en cada etapa.
Central jugó un primer tiempo para el olvido, no hubo en el Canalla ningún jugador para destacar, del primero al último los rendimientos fueron pésimos, ante un rival que supuestamente era muy inferior, el conjunto auriazul pareció subestimar el partido, jugar sin ganas, sin espíritu deportivo ni actitud para disputar una competencia internacional.
Solo para contar una acción ofensiva del elenco de Russo podría contabilizarse un disparo de Giaccone desde afuera del área que el arquero desvió con esfuerzo al córner por arriba del travesaño y nada más. Demasiado poco para las aspiraciones de un equipo que pretende avanzar a la siguiente fase. El conjunto auriazul pareció jugar con el freno de mano puesto, sin velocidad y lo terminó sufriendo.
Si había un jugador que a priori debía atender era Pernía, el único capaz de jugar por si mismo y con la mitad de los goles anotados en el torneo local. Central no tomó nota, el delantero la tomó en mitad de cancha, Martínez estaba fuera de su puesto, tras una habilitación aprovechando el espacio vacío, lo salió a correr Mallo, quedó en el camino, Quintana fue al cruce y también perdió en velocidad y Broun tapó el primer palo, y la pelota entró pidiendo permiso en el segundo. Gol y sorpresa.
Pero ni así reaccionó el conjunto visitante, con un andar cansino, sin poder dar dos pases seguidos, sin encontrar juego por adentro ni poder desbordar por las bandas, con el Gitano lleno de limitaciones para ir, Gusa impreciso y Campaz escondido tras su marca, dependía del impreciso Malcorra o el desconocido O' Connor para armar juego o intentar abastecer a un 9 (Cervera) que jamás tuvo una chance. Fue un primer tiempo pésimo, quizás el peor del equipo en mucho tiempo.
En la segunda etapa, al menos el elenco rosarino salió con otra actitud, pero siguió jugando mal. El DT auriazul metió un cambio que terminó siendo determinante en el resultado. El ingreso de Jonatan Gómez la dio otra circulación de pelota al Canalla, de sus pies salió la asistencia para Módica para dejarlo solo frente al arquero y que el juvenil pueda marcar el 1 a 1 y también el violento remate desde afuera del área que se estrelló en el travesaño cuando ya se jugaba tiempo adicionado.
Preocupó no solo el mal juego de Central durante los 90 minutos, pareció abatido desde lo físico, un equipo quebrado, sin cambio de ritmo, que nunca pudo marcar las supuestas diferencias que había entre un equipo y otro en la cancha. Se complicó solo en la clasificación, cedió dos puntos irrecuperables con sus rivales inmediatos, que solo podrá recuperar de imponerse en Uruguay frente a Peñarol en el que será el cierre de la etapa clasificatoria.
Desazón entre la parcialidad auriazul, que esperaba ganar sí o sí en Venezuela, teniendo en cuenta tanto brasileños como uruguayos habían goleado al débil Caracas. El conjunto auriauzul nunca pareció hacer pie en el partido, por momentos sufrió un partido ganable en los papeles, y se vuelve con preocupación tras una fallida actuación que dejó mucha tela para cortar.
