Por la segunda fecha de la Copa de La Liga Profesional, Rosario Central y Tigre igualaron 1 a 1 en el Gigante de Arroyito de la ciudad de Rosario. Los goles del encuentro fueron convertidos por Gonzalo Maroni y Facundo Mallo, uno en cada etapa. Sandez y Quintana se retiraron con molestias físicas y preocupan de cara el trascendental partido frente a Peñarol por Copa Libertadores.
Central jugó muy mal como últimamente lo viene haciendo, o aún peor, y cualquier equipo le maneja la pelota y sin ella, es muy difícil jugar al fútbol. Hoy Russo insistió con un doble 5 que no agarra a nadie, con pobrísimas actuaciones de los volantes creativos y un Módica absolutamente aislado al que no le llegó una sola pelota, y encima jugaba solo arriba, de local.
Malcorra y Campaz ausentes, Caramelo y Jonatan Gómez sin lograr cortar, el medio de los de Domínguez se paseó sin contemplaciones, sin que nadie atinara a impedírselo. Los centrales llegaron tarde a un cierre, un jugador se desprendió, cedió a otro, Maroni que la acomodó y fusiló a Broun para sorpresa en Arroyito.
Nunca reaccionó el Canalla, siguió mirando como su rival se floreaba, le mostraba la pelota, sin que pudiera oponer resistencia. Tuvo solo alguno atropello aislado, forzado, una sola vez inquietó y exigió al arquero rival, pobrísimo. Ir perdiendo, jugar con un doble cinco que no agarra a nadie y con un solo punta exigía modificaciones con urgencia.
El entrenador podía cambiar a los 10 que no había reemplazado <Sandez salió con una molestia> y nadie podría sentirse ofendido. Fueron dominados con un equipo que sacó apenas 5 puntos en el año y que no conocía la victoria hace 15 partidos. Ya no importa la jerarquía de quien esté enfrente, puede ser Caracas, Riestra, o Tigre, el problema es Central, el juego no aparece, las individualidades brillan por su ausencia y la respuesta física es deficiente, de las peores de los equipos de primera división.
Russo hizo lo que el partido mandaba y dejó a Martínez y Gómez en el banco, e ingresaron Ortíz y O'Connor. A pesar de eso Central no mejoró, siguió jugando pésimo, careció de juego asociado, se enredó en sus propias redes, y Tigre lo aprovechó. Con un rival confundido, el Matador pudo habera marcado el segundo, pero el travesaño de Fatu devolvió la pelota cuando el arquero ya estaba fuera del alcance del balón.
Entró Giaccone por Campaz <por primera vez se retiró silbado del Gigante> para a juntarse con Lovera y Módica, el juego no fluía y recién sobre el final, de atropellada llegaron algunas acciones de peligro para el arco defendido por Zenobio.
Módica cabeceó desviado tras un centro buen centro de Martínez desde la derecha. Un cabezazo de Quintana (que al igual que Sandez se fue con molestias) fue bien contenido por el arquero. Mallo entró en posición de 9 pero otra vez el 1 tapó de manera brillante y parecía que no entraba más. Ya en tiempo adicionado y faltando un minuto el uruguayo tuvo revancha y de cabeza tras un córner pudo por el 1 a 1 definitivo.
El nivel futbolístico de Rosario Central dista muchísimo de ser ni parecido al del 2023 que 1o coronó como campeón del fútbol argentino. Los rendimientos individuales y colectivos bajaron considerablemente, el equipo es el mismo, pero no aparece, no hay ganas ni rebeldía para revertir una situación complicada.
Resta saber que sucederá en Uruguay el martes para conocer en que certamen internacional seguirá, fuera de eso, no hay que descuidar el frente interno, no se está demasiado lejos de estar entre los peores equipos del año. Minetras hoy perdía, quedaba a tan solo 7 unidades de Tigre, que es el último en esa tabla y hoy desciende por esa condición. Por suerte la igualdad volvió a dejarlo a 10 unidades.
