De esta manera, se convirtió en el primer ex presidente estadounidense en ser condenado penalmente, aunque esto no le impide continuar con su camino de cara a los comicios de noviembre y conseguir un nuevo mandato en la Oficina Oval.
La sentencia se dará a conocer el próximo 11 de julio y, luego, la defensa podrá apelar, aunque ello llevaría meses. La pena máxima que podría recibir es de cuatro años de cárcel por cada uno de los 34 cargos, aunque al no tener antecedentes sería raro que fuese encarcelado y, por el contrario, se le impondría una multa y servicio comunitario.