Madonna transformó la playa de Copacabana de Río de Janeiro en la discoteca más grande del mundo con un histórico concierto la noche del pasado sábado, al que asistió un público estimado en 1,5 millones de personas, quienes no pararon de bailar durante dos horas y media de espectáculo.
La reina del pop ofreció un despliegue de sus mayores éxitos en sus 40 años de carrera ante una multitud, principalmente compuesta por mujeres y miembros del colectivo LGTBI, que corearon y bailaron cada una de sus canciones.
La diva de 65 años interactuó con sus admiradores acercándose al público a través de tres pasarelas que se extendían desde el gigantesco escenario de 812 metros cuadrados montado en las arenas de la famosa playa brasileña. Incluso saludó a las cientos de personas que asistieron al concierto desde embarcaciones fondeadas frente al escenario.
Madonna cambió de vestuario varias veces durante el espectáculo e incluso vistió un traje con los colores de la bandera brasileña. Además, sorprendió al invitar a un grupo de niños percusionistas de una escuela de samba para acompañarla en la interpretación de «La isla bonita».
Durante su presentación, Madonna mostró su amor por Brasil y rindió homenaje a diversas personalidades brasileñas, como el educador Paulo Freire, la futbolista Marta, la concejala Marielle Franco y el líder indígena Raoni, entre otros.
Con este concierto, Madonna culminó su gira de conmemoración de sus 40 años de carrera, «Celebration Tour», en la que repasó todos sus éxitos, como «Like a Virgin», «Vogue», «Holiday», «Like a Prayer» y «La isla bonita».
