Norita, como le decían cariñosamente, era una madre "común" hasta el 15 de abril de 1977, cuando secuestraron a su hijo Gustavo, de 24 años. Lo buscó desde el primer día.
Se sumó a Madres de Plaza de Mayo y participó en la búsqueda colectiva de verdad y justicia. Hasta principios de mayo, participó de las rondas de los jueves en la principal plaza del país.