La cúpula sindical se volvió a reunir en la tarde de hoy para analizar las consecuencias de la ley bases y el paquete fiscal. El sector dialoguista de la central sindical se impuso sobre los gremios más combativos y declinó la posibilidad de judicializar la reimposición del impuesto a las Ganancias de la cuarta categoría incluida en el paquete fiscal, que perjudicará los ingresos de más de un millón de trabajadores.
Algunos de los gremios con mayores ingresos, como Camioneros, Petroleros, Aceiteros y Bancarios esperaban la solidaridad de sus pares para ir con más fuerza a la Justicia, en reclamo y defensa de sus afiliados, pero no encontraron eco en el sector dialoguista, que sentado con el Gobierno logró sacar del capítulo de la reforma sindical buena parte del articulado.
La postura mayoritaria no fue tomada de la mejor forma por quienes decidieron recurrir a la Justicia, que prometieron no solo realizar la presentación judicial, sino además una masiva movilización el día que ello suceda. El Gobierno aún no reglamentó las leyes aprobadas por el Congreso, pero la normativa establece que quienes tengan un salario bruto de más de $1.800.000 abonarán nuevamente el impuesto, que había sido sacado durante la administración de Sergio Massa a cargo del Ministerio de Economía.
La reimposición de Ganancias fue la moneda de cambio con la cual el Gobierno Nacional calmó la voracidad fiscal de los gobernadores, que carentes de recursos, sin transferencias discrecionales, sin fondo de incentivo docente, sin recursos para el transporte de pasajeros, con la paralización absoluta, luego reimpuesta a cuentagotas a cambio de votos para lograr la aprobación de la ley bases, necesitaban algo de dinero fresco para sus alicaídas arcas.
Así, la parte mayoritaria de la CGT negociadora se impuso sobre los gremios más duros, cuyos ingresos son superiores y ponen en riesgo el salario de la mayoría de sus afiliados. Partiendo posiciones en la central sindical el Gobierno obtiene un triunfo trascendente, que hasta quizás no esperaba, y hasta estaba resignado a la judicialización y por eso ya había armado sigilosamente estrategias para afrontarlo.
