Rosario Central y Talleres de Córdoba igualaron 2 a 2 en el Gigante de Arroyito en un encuentro correspondiente a la fecha 14 de la Liga Profesional de Fútbol. Los tantos del emotivo partido fueron convertidos por Catalán (T), Malcorra (2RC), ambos de penal y Tarragona (T). En la segunda etapa fue expulsado Ortegoza.
Jugaron una primera parte interesante, alternaron dominios y se brindaron por el espectáculo. Talleres arrancó con todo, en un pique de Galarza por izquierda, Mallo lo sale a cortar lejos y se gana la primera amarilla del partido. En el tiro libre, Central marcó mal, Werner puso demasiada gente en la barrera, y faltaba gente para marcar, los de córdoba divisaron a Catalán libre por el segundo palo, y el chileno puso el pie para cruzarla al palo opuesto y marcar el 1 a 0, cuando se jugaban apenas 4 minutos.
Enseguida, Nacho Malcorra envió un remate de derecha cerca del palo de Herrera. Un Franco Ibarra desconocido que se cansó de perder balones en la primera etapa casi propicia el segundo, los visitantes dispusieron de un mano a mano, que sólo por virtud del portero auriuazul no fue el 2 a 0, no se jugaban '10. Malcorra volvió a tener otra oportunidad para su pierna inhábil y se fue cerca.
Las subidas de Campaz dieron por fin su fruto, el colombiano levantó la cabeza y encontró a Mauricio Martínez que entraba de 9, fue derribado y Falcon Pérez marcó penal. El hoy capitán y 10 de Central la puso pegada al palo derecho de Herrera, que adivino la esquina pero no pudo sacarla. Estaban 1 a 1. Se fueron a los vestuarios con promesa de más fútbol.
Aciertos y errores, Lequi acertó en poner al chico Giménez acompañando a Mallo en la zaga central, a pesar de jugar a perfil cambiado, parece padecerlo mucho menos que Barbieri, que con izquierda no logra meter la pelota dentro del campo de juego. Por derecha, jugó Augusto Solari, juega al trote, tiene buena pisada, es elegante, pero su ritmo no está a la altura de un equipo con pretensiones. Copetti está peleado con la pelota, si se queda si la tiran larga y si va al fondo no le llega nunca, lo suyo pasa solo por chocar, no le llega una redonda y no tiene ocasiones de convertir.
Lequi corrigió y a los 10' mandó a descansar a Solari, puso a Gómez, que alternó buenas y malas, pero no pasó desapercibido. Campaz, mostrando cosas de aquel jugador endiablado, escurridizo, y al que tenían que apelar a la falta siguió asociándose con Malcorra y creando fútbol ofensivo. El Bicho probó al arco cuando se imponía un centro, Herrera desvió por encima del travesaño y lanzó un centro cuando podía seguir e intentar definir, la sacaron justa con el taco y no le llegó a Copett. Resolución equivocada en ambas jugadas, que más tarde se iba a pagar demasiado cara.
Talleres se peleó con la AFA en la semana, armó un escándalo tras ser robado frente a Boca, y esas cosas en el fútbol se pagan demasiado caras. Encima Fassi fue a sacarse fotos con Milei apoyando las sociedad anónimas deportivas (SAD) y eso se empezó a notar en cancha. El VAR llamó al árbitro para mostrarle que a Copetti le habían sacado la camiseta en un córner y el árbitro tras observar la jugada marcó penal. Además le sacó la segunda amarilla a Ortegoza. Malcorra eligió el mismo palo, Herrera volvió a adivinar, pero fue el 2 a 1. Parecía partido sentenciado.
El Cacique Medina movió el banco, puso jugadores frescos y rápido. Lequi se quedó, y con él todo Central. Malcorra y Campaz, que habían jugado un gran partido estuvieron '20 minutos demás en cancha. Sucedió lo que suele suceder, el rival no tenía nada que perder y fue, en el local todos creían que sobraban ellos, Talleres se agrandó, el Canalla retrocedió, perdió el balón y terminó apretado contra Werner.
Hasta que a los '88, Tarragona mandó al fondo de la red la primera pelota que tocó, tras un centro desde la izquierda lanzado por Riveros, otro recién ingresado. El 2 a 2 marcó justicia con lo sucedido durante los '90 minutos. Los cambios de Medina dieron resultado, los tardíos de Lequi ni siquiera entraron en partido. Diferencia de planteles, experiencia por parte del DT cordobés. Falta de voz de mando para no dejarse llevar por delante, un arquero inseguro y un buen equipo enfrente.