El resultado es un exiguo saldo de $3.531 millones a favor del país, sin contemplar los intereses correspondientes a las LEFI y LECAPS que dejarían la balanza en déficit.
En ese marco, el principal sustento del superávit del mes fue la reducción del gasto público, que en agosto alcanzó la suma de $7,8 billones (caída interanual del 23,7%, contemplando la inflación).
Los principales componentes de esta merma en el acumulado anual fueron educación (-92%), vivienda (-92%) y transporte (-73%), con un marcado recorte en transferencias a provincias (-41%) y a universidades (-31%).
Como excepciones, existen dos erogaciones que incrementaron: las correspondientes al pago de subsidios al transporte y los fondos para beneficiarios de la asignaciones universales.