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Se le exige organización al PJ, pero el resto tampoco no la tiene

 



En los últimos días, se ha instalado en los medios reiteradamente que el Partido Justicialista debería organizarse pronto y tener una conducción política, sin la cual no podría ser capaz de encabezar una resistencia opositora al Gobierno, sin embargo, ninguna de las fuerzas políticas está ordenada, ni siquiera La Libertad Avanza, a pesar de disfrutar las mieles del poder y la bonanza para sus militantes, que tras criticar a la casta denodadamente,  asumieron lugares de poder bien remunerados, tienen despacho en la Casa Rosada y miran la crisis desde afuera. 

La internas en el Gobierno están a la orden del día, la inocultable distancia con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, que tiene agenda y proyecto propio, el grupo Marlboro, encabezado por el Caputo, joven resiste los embates de otros sectores y se apoya en Karina Milei, pero el conglomerado Menem, Guillermo Francos, Mauricio Macri, aliado necesario y demandante, apuntan contra la "tríada de hierro", para socavarle poder al presidente.  

En el radicalismo las cosas no están mejor,  analizan pasar a degüello a los diputados díscolos y acuerdistas. Martín Losteau preside el partido, pero los bloques que integran el centenario partido se mueven indepedientemente a sus pareceres. Aún en temas sensibles a sus convicciones, como los fondos reservados de la SIDE, el finaciamiento universitario, el magro haber de los jubilados o el votar junto al peronismo, kirchnerismo, populismo, o como mejor gusten llamarlo. 

La mancha venenosa a la que todos le huyen, es cada vez más tentadora a la hora de encabezar rebeliones contra el poder central, pero acercarse demasiado resulta contraproducente para ellos y el vaivén entre arrimarse al campo nacional o popular o rendirse a los pies de la derecha más rancia los tiene entretenidos. Los 99 diputados que quedaron en el bloque que preside el santafesino Germán Martínez siempre son materia dispuesta para mostrarse opositores, incluso posponiendo proyectos propios en pos de garantizar la salida de cosas que puedan lastimar al Gobierno libertario. 

Los denominados despectivamente "kukas", todavía mascan bronca por haber perdido una elección con un grupo de improvisados, que ni sus votos podían fiscalizar, que vendieron candidaturas a cuanto financista pudiera acercar algún recurso económico, y al que apoyaron radicales y el PRO, que luego de varios años se vio afuera de la compulsa final. 

El partido de Mauricio Macri sufre un inesperado fin de ciclo anticipado, su electorado ha sido fagocitado por las huestes libertarias. Sus principales referentes se sumaron al Gobierno de Milei, Caputo el ministro endeudador, Federico Stuzzzenegger que viene a destruir el Estado y por cierto va por buen camino y Patricia Bullrich, la ex montonera, legisladora eterna y ministra de cuanta coalición antiperonista se recuerde, son las principales espadas de Milei, pero no se sumaron al Gobierno en nombre de Mauricio Macri, sino a título personal, e incluso desafían al ex presidente. 

Contra la mayoría de los pronósticos, en diciembre de 2023 la poderosa maquinaria justicialista sucumbió ante un grupo de cosplayer y tuiteros organizados por redes sociales, con discurso antisistema y antiestatal, al que la "justicia social" le importa un rábano y que hace del negacionismo una de sus principales banderas. No lo vieron venir por el espejo retrovisor, y el tercio que Cristina observó que dividiría a la derecha terminó cantando jaque mate con apenas dos peones y el rey. Carina Milei y Santiago Caputo, sin experiencia política alguna y el autoproclamado león, un ególatra desquiciado dispuesto a bastardear y repugnar a toda la política. 

El PJ aún no superó el maltrago, sin aún reponerse del golpe que significó perder una elección presidencial, y tras guardar prudencial silencio, aunque marcando distancia legislativa, cuando empezaba a asomar un rearmado partidario explotó el escándalo Alberto Fernández, que todavía estaba al frente de la herramienta electoral del movimiento, y detonó oportunidades de rearmado.

Con justa razón, Axel Kicillof cree que ya llegó su oportunidad de probar suerte electoral nacional, camino a la presidencia, tras ser reelecto al frente de la gobernación bonaerense por amplio margen, CFK no se termina de correr, impulsada por el Duka, salió a marcar la cancha con dos apariciones públicas y demostró que al resto, le lleva kilómetros. El peronismo no K, habitual aliado a la derecha ensaya retornos por ahora fallidos, a sabiendas que su lugar cerca del presidente ya fue ocupado por los macristas residuales.

El PJ tendrá su lógica reorganización partidaria cuando lo crea más conveniente, en general se da naturalmente, más allá de la lógica pirotecnia verbal, las declaraciones exacerbadas y algún enojo circunstancial. La última disputa de poder real fue la interna entre Antonio Cafiero y Carlos Menem, después, nunca el agua salió de su cauce natural, los muchachos y muchachas se juntaron para reproducirse sobre los tejados, hicieron ruido, pero terminaron amándose, porque al fin y al cabo, como dijo la diputada Tolosa Paz, "en el peronismo, siempre se garchó mucho". "Vamo a calmano", el PJ estará a la altura de las circunstancias cuando el pueblo lo requiera, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad...

Fernando Paulo Viglierchio

Especial para RosariNoticias

   





 

   

    


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