Por la vigésima fecha de la Liga Profesional de Fútbol, Rosario Central recibió en el Gigante de Arroyito a Barracas Central. Sin descensos y lejos de la zona de copas, el encuentro sólo tenía como finalidad cumplir con el calendario preestablecido. El único tanto del encuentro lo señaló Bruera, en el comienzo del complemento. Ibarra fue expulsado y el conjunto de Lequi jugó toda la segunda etapa con un jugador menos. Polémico arbitraje de Lamolina.
Disputaron un primer tiempo chato y aburrido, el local no pudo abastecer nunca a sus delanteros, Ruben y Copetti quedaron siempre demasiado aislados de los volantes, las proyecciones de Malcorra por izquierda y Duarte por derecha fueron por momentos punzantes, pero no conectaron con los atacantes auriazules.
Los de Insúa jugaron con 5 defensores, con tres centrales bien plantados, que nunca perdieron su línea, el medio corriendo y metiendo, y arriba un solitario Bruera duro y punzante que sacaba ventaja con con su imponente físico, ante dos marcadores no habituales en el primer equipo canalla. Llegaron solo una vez hasta Broun, con un derechazo de Rosané, bien contenido abajo por Broun.
La única llegada clara de los de Lequi fue un potente disparo de Sandez desde la derecha, con la misma pierna que se fue lamiendo el palo de Ferrario. Demasiado poco para un equipo con un plantel supuestamente superior, armado para competencias internacionales frente a otro que cierra la tabla de posiciones con tan solo 14 unidades. El fútbol no fluyó y no le encontró la vuelta en toda la primera etapa a un equipo que le había vencido en las dos ocasiones en las que se habían enfrentado en el año.
El comienzo del complemento fue una pesadilla para el conjunto auriazul. No se había jugado un minuto y Bruera la paró con el pecho, y de media vuelta la clavó al ángulo superior derecho de Broun. Golazo, de otro partido y quizás de otro campeonato. Al minuto, Ibarra vio la segunda amarilla y roja y se fue a los vestuarios. Con uno menos, agobiado por las circunstancias Central dejó todo en pos de la igualdad que no llegó.
Lamolina, que hasta ahí solo se había equivocado en cobrar dos supuestos offside que no eran a Central comenzó a jugar su partido, dos laterales que eran para el local los marcó al revés, luego dos córner, uno a favor y otro en contra, los marcó también para el visitante, parece poco, pero con lo que le costaba general a los de Leqeui no lo es. La frutilla del postre del impresentable árbitro fue un claro penal que le comete Tapia al pibe Duarte casi sobre el final. Lamolina, emulando a su padre dijo "siga siga", el VAR no llamó y todo siguió igual.
Una derrota más, otra vez poco juego, un arbitraje penoso, arbitrario y en favor del club del presidente de AFA, Hoy lo sufrió Central, que no perdió por eso, pero ya es una conducta habitual en el fútbol argentino. Paso atrás para los de Lequi, que se fueron con reproches de la tribuna y pedido de paso al costado del cuerpo técnico auriazul.