Ayer por la noche, el jefe de la barra brava de Rosario Central, Andrés “Pillín” Bracamonte, fue asesinado en un ataque armado que ocurrió poco después del final del partido entre el “Canalla” y San Lorenzo, en el Gigante de Arroyito.
En el violento episodio también perdió la vida su mano derecha, conocido como “La Rana” Atardo. El ataque, que sacudió a Rosario, ocurrió a pocas cuadras del estadio y marca un trágico episodio en el historial de violencia que envuelve a las barras bravas.
Bracamonte y Atardo fueron interceptados en su vehículo por dos personas en una moto, quienes abrieron fuego en la intersección de las calles Reconquista y Avellaneda.
La primera víctima confirmada fue Atardo, quien murió en el acto, mientras que Bracamonte fue trasladado al Hospital Centenario, donde falleció minutos después a causa de las heridas de bala.
El asesinato de “Pillín” Bracamonte y “La Rana” Atardo genera una vez más interrogantes sobre la injerencia de las barras bravas en el fútbol argentino, un tema que sigue sin resolverse y que plantea desafíos tanto para las autoridades de seguridad como para las instituciones deportivas.