Por la fecha 22ª de la Liga Profesional de Fútbol, Gimnasia y Esgrima de La Plata recibió a Newell's Old Boys de Rosario en el Juan Carlos Zerillo, con arbitraje de Sebastián Zunino. En la primera etapa, el delantero local, Rodrigo Castillo abrió el marcador, tras un centro desde la derecha.
Gimnasia comenzó mejor, y de poco fue encerrando a La Lepra contra Hoyos. De la mano del Pata Castro, Castillo y De Blasis, los mensana marcaron diferencias sobre los de Lunari en los primeros '30 de la primera etapa. Martino otorgaba ventajas por su lateral y eran bien aprovechadas por los volantes contrarios.
Precisamente desde la banda derecha del ataque de El Lobo llegó la apertura del marcador, Castro recibió con todo el tiempo del mundo, alargó para Pintado que había llegado por la banda y superó a Vangioni y Castillo la punteó en el primer palo, ántes que Hoyos pueda interponerse en su camino. Tras un córner, el goleador hasta ahí tuvo el segundo, pero su cabezazo en absoluta soledad se fue increíblemente por encima del travesaño.
Ahí despertó Newell's de su letargo, de la mano del movedizo Silvetti y algunas pinceladas de Banega, el visitante casi llega al empate. Primero Salcedo, de cabeza y tras un córner estrelló la pelota en el palo y luego Juanchón García (tras un pase bochinesco desde su propio campo de Silvetti) la pasó por sobre el cuerpo del arquero en el mano a mano, la pelota picó y se fue lamiendo el palo derecho de un Ledesma que solo podía mirarla.
En una segunda mitad muy entretenida, Hoyos mantuvo en partido a Newell's gracias a una gran actuación de su arquero, el rojinegro evitó que las diferencias fueran mayores. Primate tuvo una clarísima de cabeza, pero cabeceó al medio del arco, y más tarde un mano a mano.
Lunari intentó todo, hizo los 5 cambios pero fracasó en el intento. Vangioni y Garayalde fueron expulsados por sendas jugadas violentas. Gimnasia puso el partido en el freezer, hizo tiempo, y demoró todo lo que pudo. Por eso el árbitro adicionó '9 minutos.
A pesar de mandar al campo de juego todo lo que tenía, el equipo rosarino, se quedó con las manos vacías y el ciclo del entrenador pende de un hilo, muy delgado por cierto.