El escándalo de las criptomonedas sacudió al Gobierno cómo reguero de pólvora, y se propaga por los despachos oficiales desde el viernes a la noche, los días en Balcarce 50 tomaron otro rumbo y las noches de Olivos son menos desenfrenadas, el presidente disminuyó significativamente su actividad en redes, alguien le quitó el teléfono, y si aún lo conserva, observa y no opina, como en tantas otras cosas.
El discurso oficial fue mutando, de tratar de instalar que el presidente desconocía la operatoria y había sido engañado, luego se optó por minimizar el tema, disminuir los supuestos afectados por la estafa a "apenas 5 mil", que ni siquiera eran argentinos, y que los que depositaron su confianza en el primer mandatario sabían a que se atenían, que estaban jugando una ruleta rusa, y cuando te toca, te toca, fin.
Se intentó salir a dar un discurso oficial, mostrar el presidente entero, ratificando su desconocimiento del mundo cripto, algo poco creíble, ya que hace 4 años daba clases sobre el tema y se ganaba la vida dando exitosas charlas a jóvenes inversionistas, muchos de ellos a la postre el núcleo duro de sus votantes.
El elegido fue Jony Viale, uno de los mosqueteros del rey, que junto a Eduardo Feiman, Esteban Trebuc, Alejandro Fantino, Luis Majul, Horacio Cabak, Cristina Pérez, Antonio Laje, Nicolás Wiñaski y Marina Calabró, sólo por nombrar algunos, son capaces de inmolarse en cámara y poner en riesgo su propia carrera periodística para defender al Gobierno.
La "entrevista" ya comenzó mal de entrada, por redes sociales circuló durante toda la tarde anterior a que sea grabada la publinota que la productora encabezada por al mujer del periodista gozaba de los privilegios de ser beneficiaria de una publicidad oficial de Aerolíneas Argentinas de U$S 350 mil dólares, motivo más que suficiente para solo escuchar y limitarse a poner el aire lo que el presidente quisiera decir.
Luego, ya instalados en el set de filmación el presidente se mostró vulnerable, desencajado por momentos, contradictorio, inseguro, apelando a viejos y ya gastados latiguillos que van perdiendo eficacia por repetición desmesurada. Sin tener todavía claro si mostrarse como un desconocedor absoluto de la mecánica de las criptomonedas, a riesgo de poner en duda sus dotes de economista, sin saber si terminar de admitir sus reuniones con grupos allegados a la estafa que visitaron sus despachos y se retrataron con él, Milei ensayó una defensa poco exitosa.
Si algo le faltaba a la puesta en escena fue la inoportuna irrupción de Caputo para cortar una parte en la que el primer mandatario estaba metiendo a su propio ministro de Justicia, Cuneo Libarona en una flagrante violación de lo dispuesto por el artículo 261 del Código Penal, asumiendo su defensa, algo expresamente prohibido, pero que el presidente dejó expuesto. La nota estaba siendo grabada, podía editarse luego, pero el asesor estrella del presidente prefirió interrumpir, cortar con tanta dulzura, dejando expuesto al presidente y al propio entrevistador.
El economista "especialista en hacer crecer países patrimonios con o sin dinero", había fracasado en el conocimiento pleno de la mecánica piramidal de la estafa de la que formó parte, que no desconoció durante la entrevista, por la cual no pidió perdón a los afectados, dónde solo minimizó su participación e intentó dejar en claro que lo había hecho desde su condición de ciudadano, y no como presidente, algo que también está vedado por la ley. El presidente no deja de serlo nunca durante su mandato, aunque esté en pijama con Yuyito o escuchando óperas en Olivos.
El presidente se mostró vulnerable, evidenció que se le maneja lo que debe decir y que no debe decir, acepta órdenes de su círculo más íntimo, que no solo le arma el discurso, sino que hasta se atreve a contradecirlo en vivo. Admitió desconocimiento absoluto del derecho, algo impropio de un jefe de Estado, casi un muñeco manejable por un círculo de poder al que no pertenece, y del cual es en el mejor de los casos su mejor empleado.
La imagen presidencial sufrió, ya lo reflejarán las encuestas un duro golpe y fue en la línea de flotación, erró en lo que no podía fallar y aún no encuentra el camino para salir, quizás, irse a Estados Unidos sea una forma de huir, si bien estaba previsto el viaje, nunca mejor que la campana suene para llegar el rincón de ring, luego de recibir una serie de golpes letales que lo dejaron al borde del nocaut.
Fernando Paulo Viglierchio
Especial para RosariNoticias