Según la última publicación de los números del Sistema Integrado Previsional Argentino, de los trabajadores que perdieron su puesto laboral formal (en blanco) durante el tercer trimestre del 2024 la mayoría pasaron a ser trabajadores independientes: mientras que 187.700 trabajadores formales que fueron despedidos o perdieron su trabajo el número de trabajadores independiente o monotributistas aumentó en 182.300 personas.
Además, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) estableció en diciembre pasado que poco más de uno de cada cuatro trabajadores (26,3 % del total de la población ocupada) representa a los no asalariados, de los cuales la mayoría de ellos es cuentapropista, mientras que el 36,7 % de los trabajadores que son asalariados no cuenta con aportes jubilatorios, lo cual hace presumir una relación laboral “en negro” o una importante falta por parte de los empleadores para con sus empleados, además de una merma en los ingresos netos del sistema jubilatorio y, eventualmente, de las obras sociales.
En números, se trata de 3.114.000 personas aproximadamente que trabajan de manera autónoma, a los cuales se suman los 3,6 millones de trabajadores asalariados que no tienen aportes jubilatorios. En abril de 2023 había 2,9 millones (una quinta parte de la población trabajadora registrada). En suma, se trata de casi la mitad de la masa laboral ocupada argentina registrada por el organismo estadístico oficial del Estado: 13,4 millones de personas.
Este universo de trabajadores está inmerso en una densa nebulosa debido no sólo al cambiante escenario normativo que regula sus condiciones de trabajo, sino que además es inasible en tanto categorización de ingresos y características sectoriales: muchos profesionales liberales se ven obligados a inscribirse en el monotributo para poder facturar con sus clientes o pacientes (contadores, psicólogos, corredores inmobiliarios, comunicadores, community managers, entre muchos sectores más) con diferentes ingresos. La mayoría de ellos con facturaciones por debajo de la línea de la pobreza.