El homenaje se sumó a la misa que se realizó la noche anterior en la Catedral de Rosario, donde cientos de fieles se acercaron a despedir al papa.
Desde el municipio confirmaron que la iluminación fue dispuesta como muestra de respeto y afecto hacia la figura de Jorge Bergoglio, quien supo ganarse el cariño de muchas comunidades religiosas y sociales.
Los colores utilizados tienen un profundo significado dentro de la simbología vaticana: el blanco representa la Gracia de Cristo, mientras que el amarillo remite a las llaves de oro de San Pedro, emblema del poder papal.
Estas tonalidades son las que conforman la bandera del Vaticano, que acompaña los actos oficiales del papado.
A nivel mundial, distintas ciudades se sumaron al homenaje.
En Buenos Aires, una imagen del papa y la frase "Recen por mí" se proyectaron en el Obelisco. En París, la torre Eiffel apagó su iluminación antes de lo habitual como muestra de duelo. Rosario, por su parte, volvió a expresar su cercanía al papa que siempre llevó con orgullo sus raíces argentinas.