A esto se suma una fuerte caída de las ventas, estimada en un 40%.
Desde la cámara que nuclea al sector explicaron que, mientras los kioscos tradicionales enfrentan cierres masivos, las grandes cadenas comerciales continúan expandiéndose. Indicaron además que las ventas cayeron un 40% en comparación con junio del año pasado.
“Vamos hacia la desaparición del kiosco de barrio, como ocurrió con los almacenes en los años 90”, advirtió el vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), Ernesto Acuña.
En ese contexto, un relevamiento de la consultora NielsenIQ reveló que, hacia el cierre de 2024, 89.936 kioscos registraron una baja promedio del 16% en su rendimiento. Las bebidas que concentran el 60% de la facturación del sector fueron la categoría más golpeada, con una caída del 17%.
Le siguieron las golosinas, con una baja de casi el 23%; las galletitas, con una merma cercana al 11%; y los productos de cosmética y tocador, con un descenso del 3%.
Frente a este escenario, Acuña atribuyó la situación del sector al incremento de los costos fijos, como las tarifas y los alquileres. “Hoy el kiosco no vive solamente de golosinas y cigarrillos, sino que tiene que reinventarse. Algunos se reconvierten en librerías, jugueterías o gastronomía”, explicó.
Asimismo, el cierre de kioscos formales también generó un aumento de la informalidad. Desde la entidad que nuclea al sector señalaron que, mientras bajan sus persianas comercios registrados con razón social, en paralelo proliferan nuevos puntos de venta informales.
En muchos casos, se trata de particulares que abren una ventana de su casa y comienzan a vender, una práctica que crece en los barrios.
