Por tratarse de un representante de la derecha, a ningún medio hegemónico se le ocurrió la loca idea de insinuar que se trata de un regimen autocrático, poco democrático, o que no permite la alternancia como debería cualquier sistema ideal. Esos epítetos están reservados a países donde gobiernan representantes de la izquierda.
"Históricamente, la reelección ha estado permitida en El Salvador para casi todos los cargos de elección popular, sin prohibiciones, sin condiciones en particular, y la única excepción hasta el momento ha sido la Presidencia", explicó la diputada Ana Figueroa, del partido oficialista Nuevas Ideas.
Los salvadoreños "van a tener el poder de decidir hasta cuándo desean apoyar el trabajo de cualquier funcionario público, incluyendo su presidente", agregó.
"La verdad es que esta reforma busca una mayor estabilidad en los ciclos electorales.
De esta forma le estamos permitiendo también al país alcanzar una mayor seguridad jurídica en este momento", concluyó Figueroa.
Por otro lado, la reforma amplía el período presidencial a seis años, es decir, suma un año a la duración actual. El mandato del presidente Nayib Bukele terminará en 2029 y no en 2027, lo que permitirá que las próximas elecciones presidenciales coincidan con las legislativas y municipales.
El actual régimen político de El Salvador contemplaba la segunda vuelta electoral, pero otro de los cambios aprobados eliminó esa instancia.
La reforma fue respaldada por 57 de los 60 parlamentarios del Congreso, donde el oficialismo tiene mayoría con el partido Nuevas Ideas.