Aunque la actividad general cayó apenas un 0,6% interanual, sin el impulso del complejo sojero del Gran Rosario, la contracción habría sido del 6,1%.
La industria automotriz (-53,4%), siderúrgica (-19,2%) y metalúrgica (-9%) fueron algunas de las más afectadas, en un contexto de fuerte recesión, caída del consumo interno, paralización de la obra pública y dificultades de financiamiento. Más de la mitad de las empresas reportaron bajos niveles de pedidos y restricciones de acceso al crédito, especialmente entre pymes.
Pese a un leve crecimiento acumulado del 4,5% en los primeros ocho meses del año, la producción industrial aún se ubica 10,1% por debajo de los niveles de 2022, lo que confirma un retroceso estructural.
La pérdida de empleo, la baja en la demanda eléctrica (-4,9%) y la caída de exportaciones industriales (-11,4% en volumen) agravan el panorama. El único sostén es el sector sojero, que evitó una caída aún más profunda del indicador general.

