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Murió el fiscal Esteban Franicevich

Esteban Franicevich dejó este mundo hoy, pero no se fue. Dejó en todos quienes tuvimos la suerte de conocerlo un recuerdo imborrable, memorable, que hoy llora su desaparición física. Era un soñador incansable, amante de las causas imposibles, un catedrático del derecho inigualable, que puso el cuerpo siempre, y nos llenó el corazón de emociones, que serán eternas.

Esteban no era un tipo común, era uno de esos personajes extraños, irrepetibles, casi de colección. Su excentricidad estaba siempre a flor de piel, el sistema no estaba hecho para él, y él no estaba hecho para el sistema, un adolescente eterno e incorregible, que en su presunta debilidad fingida, escondía sabiamente una maestría envidiable, sanamente claro.

Lo conocí en la Facultad de Derecho, allá por el final de los 80', más precisamente en el 87', me enseñaba Filosofía del Derecho, y me llegó al corazón rápidamente, al punto que llegué a salir con el libro de Golldschmidt debajo del brazo algún sábado a la noche, aunque ninguna chica quiso que se lo leyera. Me mandó a rendir varias veces, aunque, sabía que conocía la materia de memoria, quería más de mí, y se lo agradezco.

Soñó, como yo, que algún día sería un gran jurista, pero ambos estábamos equivocados. Recuerdo que fue a clase como diez días seguidos con lentes sin cristal, y se sentaba en cuclillas en el escritorio. Hasta que alguien le preguntó un día porqué. "Es mi idealismo genético" le explicó y desató un debate interminable que había querido provocar.

En musculosa y jean, con sandalias, el pelo largo y desalineado, era un anti héroe perfecto, que escondía sabiduría humillante detrás de ese disfraz de humilde te revolcaba por el sistema jurídico entero. Más tarde pudieron ponerle traje, pero seguía siendo un  hippie contemporáneo vestido de intelectual.   

Al tiempo dejé de estudiar Derecho, pero jamás pude borrar las clases de Esteban, únicas, irrepetibles y severamente anormales. Un apasionado de su profesión que puso el corazón en la formación jurídica de pibes que cómo al él, le apasionaban las ciencias jurídicas.

Una clase de Esteban era como ir al teatro. El tipo personificaba mil personajes en apenas una hora, se preguntaba y contestaba a si mismo muchas veces, te miraba y no estaba hablando con vos, y hablaba con vos y no te miraba. Terminaba agotado de tanto desarrollo escénico, ponía todo para que vos sintieras lo que quería expresar, un ser irrepetible, imposible de olvidar.  

Fue contemporáneo de estudios de mi compañero, el periodista Leandro Marusso, con quien siempre lo recordamos con afecto. Él siempre elogió su enorme capacidad para "tragarse los libros" y recibirse pronto de algo que lo apasionaba, ser abogado, algo que logró en menos de cuatro años. 

Como fiscal tuvo una etapa en la que quiso ponerse al frente de la lucha contra las barras del fútbol. Casi como un Quijote peleó en soledad algún tiempo, hasta que se dio cuenta que era una batalla perdida, y que los dirigentes estaban del lado de ellos y dejó, era loco pero no boludo.

Varios años más tarde, fuimos vecinos por algunos años en Pichincha. Recuerdo que un día de verano me tocó el timbre y quiso alquilarme la casa que yo alquilaba, para meter "muchos pájaros que andan sueltos" en una súper jaula imaginaria, algo a lo que me negué por razones obvias, y por lo que creo, me gané su apatía temporal por algún tiempo, que se le pasó pronto.

Paseaba su perro sin raza todos los días puntualmente a las 6 de la mañana, antes de irse a laburar y cruzábamos miradas cordiales de afecto eterno, yo era uno más de sus miles de alumnos entusiastas, pero él para mí era un profe irrepetible. Por años anduvo con un cigarrillo en la mano que nunca fumaba, ni me atreví a preguntarle porqué. 

Era genial, distinto, amigable, simple, sincero y muchas cosas más, por eso este recuerdo, a un maestro que nos dejó hoy, y quedará para siempre entre nosotros, los que creemos que hay un mundo mejor, y que la Justicia vale la pena ser ejercida!

Fernando Paulo Viglierchio

Director

Rosarinoticias


PD: Para quienes no lo conocieron les dejo un artículo escrito en La Capital, donde denuncia los "honorarios manchados".

http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2014/11/edicion_2195/contenidos/noticia_5150.html


      


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