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"Su deseo era poder ver al menos una vez en la vida al Santo Padre", afirmaron sus familiares en la base de la escalinata de la plaza vaticana.
La pequeña, que antes de ver a Francisco pudo recorrer los principales puntos de Roma, tiene Síndrome de Usher, un raro trastorno genético que es la principal causa de sordoceguera congénita y que la dejará completamente ciega en el corto plazo.

