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Panamá es un conjunto duro y áspero, que fricciona en cada pelota. Hizo sentir el rigor desde el principio, y se cargó de amarillas. Tras un centro desde la izquierda, Otamendi metió un cabezazo preciso que se coló en el segundo palo. La diferencia tranquilizó un poco a Argentina y descontroló a los de Bolillo Gómez, que empezaron a golpear sin sentido, hasta que se quedaron con 10 hombres.
A pesar del jugador de más en cacha, los de Martino no lograron acrecentar las diferencias en la primera etapa, y casi no pudieron generar nuevas oportunidades de gol, ante un rival débil, que retrocedía, y prefería defenderse con la pelota en su propio campo.
Cuando se jugaban los primeros minutos del segundo tiempo el Tata decidió mandar a Messi a la cancha, el estadio explotó de alegría y el astro del Barcelona devolvió afecto con goles.
Apenas ingresó puso el primero de su cuenta personal de zurda, al lado del palo. A los pocos minutos metió un tiro libre soberbio que se coló junto al palo izquierdo del arquero y para terminar su faena puso el tercero, otra vez de zurda, para quedar a apenas un gol del goleador histórico de la selección, Gabriel Batistuta. El ingresado Agüero marcó el quinto, tras una asistencia de Rojo.
La nota triste de la noche fue la lesión del Fideo Di María, que otra vez en una competencia importante sintió un tirón, que podría ser desgarro y se perdería el resto de la Copa, otra vez, como en el Mundial, como en la Copa américa de Chile y luchará para sobreponerse a tiempo, para tratar de estar en una eventual final, pero el tiempo no está de su lado.
