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El primer tiempo resultó muy disputado en la mitad de la cancha, con pocas situaciones de gol frente a los arcos. La primera fue de Argentina, cuando apenas se habían jugado dos minutos, Nico Gaitán le puso la cabeza a un centro desde la izquierda y la pelota rebotó en el travesaño.
Tardaron bastante en volver a generar peligro, Higuaín metió un taco con destino de gol, y cuando la pelota viajaba al segundo palo, fue desviada por un defensor. Argentina era más con los piques de Di María por izquierda, el manejo de Banega y la pausa que le daba Gaitán.
Chile esperaba agazapado, y salía con pelotazos a Alexis Sánchez y el traslado de Arturo Vidal. Un error de Romero en la salida posibilitó la más clara del conjunto trasandino y tras un remate de Vidal, el arquero argentino se lució tapando y evitando el tanto de los los de Pizzi. Con más amagues que emociones, con más fricción que juego, se fueron a los vestuarios sin goles.
En la segunda mitad se abrieron los espacios, Angel Di María <el mejor de la cancha>, ganó en velocidad por izquierda, metió el zurdazo y puso el 1 a 0 y corrió emocionado al banco a buscar una remera de su abuela fallecida anoche.
Luego Argentina siguió manejando los hilos del partido ante un desconcertado Chile que no lograba inquietar a Romero. Tras una recuperación en tres cuartos, Di María habilitó a Banega, que con violento remate marcó el segundo para estira diferencias.
Pudo meter el tercero el seleccionado argentino en varias oportunidades, pero en la última jugada del partido, tras un tiro libre, Fuenzalida marcó el descuento de cabeza, ingresando por el centro del área, para disimular una derrota que pudo ser más abultada.
