La declaración sucedió horas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijera que respondería con "un fuego y una furia nunca vistos en el mundo", a las amenazas coreanas.
Los dichos del presidente norteamericano fueron realizados en respuesta a las versiones del diario The Washington Post que señalaban que Pyongyang fabricó una cabeza nuclear diminuta, que puede ser utilizada para armar uno de sus misiles intercontinentales.
Estos sucesos se dieron en paralelo a los esfuerzos de la diplomacia estadounidense para sumar apoyos de países asiáticos a las nuevas sanciones que impulsó y consiguió aprobar en la ONU contra el país comunista la semana pasada. La presión ejercida por el consenso internacional se sintió en el gobierno norcoreano, quien, en un gesto inédito, cargó contra China y Rusia, sus aliados históricos, y les advirtió que "pagarán caro" su apoyo a Washington.