La última importación de soja estadounidense había ocurrido en 1998, por 118.000 toneladas. La compra de soja norteamericana se produjo en el marco de la peor cosecha de la oleaginosa de las últimas nueve campañas con una producción de 36 millones de toneladas.
Esto es 18 millones de toneladas menos que lo que se estimó en un primer momento, lo que provocó pérdidas por U$S 4.200 millones.
La sequía dejó sin suficiente materia prima a las plantas procesadoras argentinas, cuya capacidad fue ampliada recientemente y es una de las más eficientes del mundo. Vicentín necesita abastecer sus instalaciones de crushing que la sequía dejó sin producto. Las cerealeras convierten el poroto en harina o aceite, con el que obtienen un mayor valor de venta en el exterior.