Según el documento, la Argentina “atravesó un período de estanflación entre fines de 2008 y comienzos de 2009. Mientras los precios al por menor crecían a un ritmo anual de entre 20 y 25%, la actividad se contraía entre 3% y 4% en comparación con igual período del año anterior, como consecuencia del conflicto con el campo y la crisis financiera internacional”.
“Lo propio ocurrió a partir del segundo trimestre de 2012 y hasta fin de ese año: la economía argentina evolucionó con una inflación anual de entre 24% y 25%, mientras se registraba simultáneamente una caída en la actividad del orden del 2% al 3% interanual.
El cepo cambiario instaurado a fines de 2011, la contracción en la industria automotriz a partir de la menor demanda de Brasil y una leve sequía explicaron el retroceso”, añadió el informe. Además, señaló que tras la devaluación de enero de 2014, “la economía retrocedió durante todo ese año. Lo hizo a una tasa del 3 al 3,5% interanual, mientras la variación anual de precios se ubicaba en torno al 35%”.
También, puntualizó que a fines de 2015 se registró un nuevo retroceso en la actividad, mientras la inflación anual superaba el 25%, que “estuvo asociado con el recambio de Gobierno”. Por último, a partir de febrero de 2016 “se verificó otra caída en el nivel de actividad que se prolongó hasta mediados del año, al mismo tiempo que los precios crecían a un ritmo cercano al 40% anual”, concluyó el reporte.