En el comienzo se vio una clara superioridad del ex número 1 del mundo, que llegaba a este encuentro como favorito. con quiebres en el primero y el quinto games, Djokovic sacó una distancia inalcanzable para un Anderson que pareció afectado físicamente y que mostraba apuro por acortar los puntos para no desgastarse.
Las cosas no cambiaron demasiado en el segundo set. Nole seguía preciso y sin huellas de cansancio por la semifinal ante Nadal, mientras del otro lado el sudafricano sufría el partido y no tenía respuestas. El nuevo 6-2 parecía el preludio de una final breve y con un claro dominador. Pero las cosas cambiaron en el tercer parcial. Anderson, perdido por perdido, tomó ánimo y emparejó el trámite.
Anderson parecía más entero en el tercero y definitivo y en condiciones de pelearlo. Después de perder el primer punto, Djokovic se quedó con cinco en hilera para encaminarse a la victoria. Y después, sin problemas, selló el 7-3 que terminó de sellar su victoria y un nuevo título de Grand Slam, algo que no lograba desde Roland Garros 2016. Su 13° título grande, como para ratificar que es uno de los más grandes de la historia. Y que está de regreso.