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El discurso de ayer, donde Macri admitió estar caliente con los que "proponían el camino del atajo facilista", y que pretendían "no escalar la montaña con sacrificio y esfuerzo", no eran más que una arenga del presidente a su propia tropa que escuchaba hasta asombrada esta nueva versión de un primer mandatario enojado, hablándole a una tribuna propia, pero con discurso dirigido para ser distribuido por redes sociales.
El telepronter le dictaba a Macri un discurso agresivo, contundente, directo y explícito. Los tiempos de la galantería seductora quedaron de lado, ahora el Gobierno sale directamente a confrontar, a sembrar miedo ya no tanto al regreso K, con el que prefería confrontar, sino con una nueva versión electoral que en un principio alentó para dividir al peronismo, pero que ni el peor de sus sueño esperó que podría amenazar su propio caudal electoral.

