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Muy lejos de los seis millones de dólares que pretendían por el jugador, los dirigentes rosarinos cerraron la operación urgidos por las necesidades económicas que entre otras cuestiones generaron un reciente conflicto con el plantel profesional por falta de pago de salarios y premios adeudados.
El mismo Lovera había declarado hace una semana que estaba cómodo en Central, que todavía debía madurar más para sellar una transferencia al exterior, pero los dirigentes no pensaban lo mismo. Central se desprende de esta forma de una de sus jóvenes promesas, por el que se esperaba mucho más, tanto futbolísticamente como económicamente.