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Parches para un sistema perimido de un transporte masivo de pasajeros

 


El sistema de transporte tuvo novedades nuevamente ayer. El intendente Pablo Javkin anunció una serie de medidas y culpó a El Cacique de todos los males que padecen los rosarinos esperando en las esquinas de la ciudad, culpándolo del 80% de las demoras ocurridas. Para su salida se llegó a un acuerdo dejando sin efecto el contrato y dejando de lado las multas realizadas por incumplimiento. 

Los pliegos son bastante claros, establecen con claridad cual debe ser la frecuencia con que debe prestarse el servicio, hoy la tecnología nos permite fiscalizar el cumplimiento con exactitud, saber a que hora pasa cada coche por cada lugar, con que unidad, con cuantos pasajeros a bordo, su velocidad de recorrido, etc. 

Imposible pensar que la Municipalidad no pueda tener en tiempo real un panorama completo de como se encuentra funcionando el sistema, tiene todas las herramientas a disposición para fiscalizar todas y cada una de la variables del sistema de transporte, si no lo hace, es porque no quiere, es cómplice del incumplimiento y calla. 

Los motivos por los cuales podría actuar de esta forma son diversos, pero nos inclinamos principalmente por pensar que no puede mostrarse severo con empresas prestatarias cuando la línea a su cargo recurrentemente tiene las mismas demoras que las privadas. "Haz lo que yo digo y no lo que yo hago", sería la consigna en este sentido. 

El sistema de transporte en la ciudad de Rosario históricamente tuvo problemas, los propietarios unitarios de unidades de distintas líneas de Cavallero, el plan Curitiba de Binner, de troncales y cohes articulados, los trasbordos y coches de menor porte de cercanía de administraciones socialistas, nunca la gente estuvo conforme. 

La paulatina disminución de los pasajeros transportados se fue acrecentando con el paso de los años y el sistema se fue deteriorando. La pandemia hizo lo suyo, y puso de rodillas al sistema, llevándolo a números mínimos, a los que nunca se pensó llegar. Superada esa instancia, y con la vuelta de la gente nada estaba preparado, muchos coches no estaban en la ciudad y una de la patas no andaba. 

Ahí salió la Municipalidad a intentar torcer el rumbo, a dar manotazos de ahogado, no hay "Cuando Llega" que valga, ni paradas inteligentes con supuesta información, los coches no pasan por las esquinas, y la gente se acumula en las paradas. A esto hay que sumarle que la bicicleta ganó terreno y que el sistema público del transporte en dos ruedas va ampliando su extensión. 

Es de esperar que a la brevedad pueda arribarse a una solución posible, los choferes anunciaron un paro de 48 horas la semana que viene, el precio del boleto sigue siendo alto para el usuario y bajo para la rentabilidad empresaria. El sistema depende sí o sí de subsidios nacionales que siempre llegaron tarde, a cuentagotas y siempre con mucha menor proporción en el interior del país que en CABA, no importa quien gobierne el país.

Las actuales circunstancias económicas del país, la dificultad para importar insumos, el altísimo costo de las cubiertas y repuestos, sumado a la suba de combustibles son factores externos que echan más leña al fuego a una ecuación que ya no cierra, ni para los empresarios ni a los sufridos usuarios. El futuro del transporte es incierto, y una de las principales quejas de la gente en la ciudad, después claro de la inseguridad.   


Fenando Viglierchio

(Especial para RosariNoticias)

   



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