El gasoducto Nord Stream, con el que Rusia provee de gas ruso a Alemania, dejó de bombear fluido por una inspección rutinaria de 10 días por trabajos de mantenimiento.
A raíz de esto, en Berlín hay un fuerte temor a que Moscú no reanude el servicio y crece la preocupación de entrar en un período de recesión.
En tanto, la empresa estatal rusa Gazprom redujo este lunes sus envíos de gas a Italia y Austria, en un tercio y 70% respectivamente.
Las obras de mantenimiento son algo de rutina, pero en el actual contexto de guerra en Ucrania y de sanciones internacionales avanzan las sospechas sobre un corte total del suministro.
En respuesta a las sanciones adoptadas por la UE a causa de la invasión a Ucrania, Rusia disminuyó las entregas de gas natural a clientes europeos, como Polonia y Bulgaria, que tienen un alto grado de dependencia de los hidrocarburos rusos.