El río Paraná alcanzó su segundo nivel más bajo desde 1970, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, lo que está generando preocupación en el sector agroexportador. Con una caída del 74% en comparación con la misma semana de 2023, la altura actual del río apenas supera el medio metro, tras haber alcanzado un pico superior a los tres metros en mayo pasado.
El descenso del Paraná ha impactado directamente en la capacidad de carga de los buques que operan en la región del Up River, un corredor clave para las exportaciones de granos, harinas y aceites de Argentina, responsable del 76% de estas cargas en 2023.
En agosto, la carga promedio de los buques fue un 6% inferior a la del mismo mes del año anterior, lo que ha generado mayores costos logísticos.
La bajante preocupa especialmente debido a las escasas expectativas de mejora.
El Instituto Nacional del Agua (INA) pronostica que el nivel del río no superará el metro hasta noviembre, y las proyecciones más pesimistas sugieren que podría acercarse al cero. El bajo caudal de la alta cuenca, proveniente de Brasil y Paraguay, también persiste por debajo de lo normal.
El informe subraya que, entre septiembre y diciembre, se espera que se movilicen 13,8 millones de toneladas de productos como trigo, harina de soja y maíz.
Para transportar este volumen, se necesitarían 406 buques, 23 más que el promedio del año pasado. La baja de las aguas del Paraná podría generar pérdidas notables para la agroindustria, afectando la logística de exportación en un período crítico para el sector.