La confirmación de que el presidente Javier Milei viajará en enero a China para la cumbre de la CELAC marcó un brusco giro en el posicionamiento internacional de la Argentina y encendió algunas alarmas en el gobierno de Estados Unidos.
Desde la administración Biden no esconden su preocupación por el fortalecimiento de los lazos con el gigante asiático y advirtieron sobre los riesgos potenciales.
Milei había asegurado durante la campaña electoral que no entablaría relaciones con países “comunistas”, la necesidad de fondos para fortalecer las reservas del Banco Central lo obligaron primero a renegociar el swap de monedas con el gobierno de Xi Jinping y luego a confirmar que tanto él como su hermana Karina viajarán a Pekín en gira oficial.
“China es un socio comercial muy interesante. No exigen nada, lo único que piden es que no los molesten”, dijo Milei en una entrevista con Susana Giménez.
A pesar de que Milei ha manifestado su intención de alinear la política exterior de Argentina con Estados Unidos e Israel, su acercamiento a China representa un cambio significativo.
Desde el Departamento de Estado reconocieron que China “sigue siendo el mayor socio comercial de muchos países de la región”, así como “también es un socio comercial de primer orden para los Estados Unidos”.