El tema más sensible fue la posibilidad de que el Ejecutivo designe por decreto a Ariel Lijo y a Manuel García Mansilla como integrantes de la Corte Suprema. Sobre ese punto, Rosatti fue categórico: “Lo tiene que resolver la Corte en última instancia”
El juez, de todos modos, prefirió no aventurar más opiniones: “La experiencia enseña que uno nunca debe responder frente a una hipótesis que no ha acontecido”, sostuvo Rosatti.
El presidente del tribunal analizó con profundidad la interacción entre la política y la Justicia, una relación que definió como de “recíproca incomprensión”.
“La política quiere hacer cambios, está en su ADN, y muchas veces se queja de que la Justicia frena o demora esos cambios. Pero la Justicia cuestiona a la política porque los cambios no se pueden hacer de cualquier manera, sino siguiendo procedimientos que respeten los derechos”, explicó.