La principal alteración consiste en cómo se calculan los nutrientes críticos. Solo se tendrán en cuenta los nutrientes añadidos durante la elaboración, no los intrínsecos del alimento.
Esto significa que, por ejemplo, en una mermelada, solo se contará el azúcar añadido, no el propio de la fruta.
Además, los productos con etiquetas de advertencia podrán resaltar otros beneficios nutricionales no relacionados con los nutrientes críticos.
Dicha implementación no será inmediata y las nuevas etiquetas comenzarán a aparecer entre finales de febrero y principios de abril, según el ritmo de producción de las empresas.