Por ejemplo, el kilo de tapa de asado cuesta alrededor de $8.500, mientras que otros cortes como la picaña y colita de cuadril rondan los $12.000. A pesar de estos aumentos, el consumo de carne sigue siendo alto, especialmente en las parrilladas familiares, debido a la caída en el precio de la carne de cerdo.
El alza en los precios también responde a la escasez de hacienda, producto de las lluvias y los problemas en los feedlots, lo que ha llevado a un incremento de los precios de los cortes más tradicionales. No obstante, el consumo de carne sigue siendo una constante, con una mayor preferencia por la picada y el asado.
Además, la venta de asado experimentó un repunte entre un 15% y 20% en las últimas semanas de diciembre, debido a la disparada en los precios de la carne de cerdo. Sin embargo, la Sociedad de Carniceros asegura que este incremento no será brusco, sino gradual, para cuidar tanto al productor como al consumidor.