El Gobierno eligió apelar a los golpes contra los más débiles y desprotegidos, despojándolos de poder vivir una vida digna en lo que debiera ser una etapa de disfrute. Los adultos mayores semanalmente son pisoteados en sus derechos y necesidades básicas por parte de una administración libertaria que no muestra el menor reparo en reprimirlos.
Así, Javier Milei basa su autoridad en ejercer la violencia institucional contra todo tipo de disidencia, siendo en este caso moneda corriente los ataques contra un sector poblacional siempre olvidado y poco reconocido. Ni siquiera es capaz de otorgarle un aumento en sus haberes que le permita tener estos años con dignidad, y hasta la provisión gratuita de medicamentos les quitó, situación que provoca que algunos deban optar entre comer o comprar fármacos, indispensables para su salud.