El presidente de la Nación, Javier Milei inauguró el periodo de sesiones del Congreso Nacional, en un recinto diezmado por la la oposición, que masivamente no concurrió a escucharlo, por los continuos ataques al poder legislativo, y algunas decisiones de los últimos días, como el no envío del Presupuesto 2025 a la designación de jueces de la Corte Suprema sin acuerdo del Senado.
Jugando de local, con legisladores sólo dispuestos al aplauso, palcos llenos de funcionarios aclamándolo, y una transmisión atenta a cada detalle, Milei hizo un repaso de sus principales logros, repitiendo el ya trillado discurso del achicamiento del Estado, su ataque contra lo que denomina "la casta", la motosierra, y el ataque directo a la inflación.
Orgulloso de realizar "el mejor Gobierno de la historia", Milei basó su alocución en autoelogios, y algunos tonos elevados para opositores, como es su costumbre. Ratificó que en su Gobierno finalizó el "curro de la obra pública" y se mostró orgulloso de ello.
Hizo hincapié en el supuesto logro de "haber terminado con los piquetes", convencido que la gente no se manifiesta por no tener necesidades y no por miedo a la permanente represión para quienes se manifiestan o protestan. "Les quitamos el curro a los piqueteros", señaló orgulloso.
Milei aseguró que la pobreza bajó del 56% al 33%, que en cantidad de habitantes se traduce en “10 millones de personas que salieron de la línea de la pobreza”. En materia económica también agregó que “desde abril que la economía no para de crecer y que ustedes, keynesianos, no pueden parar de llorar”, siguió.
En materia política no dudó en atacar al gobernador bonaerense Axel Kicillof, culpándolo de la inseguridad de la provincia que gobierna, volvió a pedirle que se corra para "resolver el problema", ya que la visión de Zaffaroni perjudica a la sociedad. Allí basó su pedido de baja de la edad de imputabilidad, haciendo referencia a Kim, algo que se daba por descontado de antemano.
En cuanto a leyes, sin mencionarlas, dijo que su equipo "estaba trabajando" en una serie de legislaciones importantes, que si no lograban aprobar este año, lo harían el año próximo, cuando tuviera mayoría legislativa.
También hizo referencia a las empresas públicas y ratificó se idea de privatizarlas a todas, aunque por primera vez algunas estuvieran dando ganancias, porque según su visión "perjudican la actividad privada".
Se refirió a la inmigración y aseguró que aquellos extranjeros que estén en forma transitoria en el país deberán abonar por los servicios que utilizan, incluso mencionó a las universidades.
Finalizó mencionando que se avanza en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que permitirá sanear el Banco Central y salir del cepo cambiario. Señaló que será "sin aumentar la deuda bruta", agregando que apelará al Congreso para su aprobación.
En sus últimos párrafos hizo mención a Clarín y el blanqueamiento de su deuda y a Cristina Fernández, a quienes atacó por "robarle enormes sumas de dinero al Estado". "Vengan a hablarme de estafa piramidal", dijo haciendo referencia a la cuestión que lo desvela desde hace semanas y que podría traerle problemas judiciales nacionales e internacionales.
El libertario se mostró menos nervioso que el año anterior, leyó mejor, sin errores ni furcios, estaba familiarizado con el discurso, se sentía rodeado sólo por leales y eso lo tranquilizó mucho. Solo tuvo un intercambio de palabras con Facundo Manes, de los pocos legisladores que no piensan como él que fue a escucharlo.
Señaló que si el Congreso decide no acompañarlos, pelearán de todas las formas, en los medios, en la calle, o dónde sea necesario porque "jamás nos vamos a rendir" y "vamos a hacer a la Argentina grande de vuelta". "Planteó que lo mejor está por venir, y el pueblo argentina tendrá la oportunidad de expresarse". Finalizó diciendo "que Dios bendiga a la Argentina, que las fuerzas del cielo nos acompañen y viva la Libertad carajo!