El reportero gráfico se desempeñaba como empleado de la Secretaría de Cultura de la Nación y fue el fotógrafo que tomó la imagen que permitió identificar al cabo Guerrero como el encargado de disparar la granada de gas lacrimógeno que hirió en la cabeza a Grillo.
Desde ATE fueron a reclamar porque fue el único despedido en esta oportunidad y les dijeron que el despido no era por su labor profesional sino que la orden venía “desde arriba” y era “irrevocable”.