El número de personas que padecen hambre catastrófica se duplicó en el mismo período, alcanzando los 1,9 millones, la cifra más alta registrada desde que se comenzó a elaborar este informe en 2016 por parte de las principales agencias de las Naciones Unidas.
Entre los principales factores se destacan los conflictos, las crisis económicas, los fenómenos climáticos extremos y el desplazamiento forzado.
Para el secretario General, Antonio Guterres, el informe supone “otra denuncia sin rodeos de que el mundo ha desviado peligrosamente su rumbo.
Además, advirtió que las crisis de larga duración se ven agravadas por la reducción drástica de la financiación humanitaria para responder a las necesidades.
Agregó que “esto es algo más que un fallo del sistema: es un fallo de la humanidad. El hambre en el siglo XXI es indefendible».
En cuanto a la situación de América Latina, cerca de 20 millones de personas padecen inseguridad alimentaria aguda. El informe identifica seis países en crisis: Haití, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, y las poblaciones migrantes y refugiadas en Ecuador.
En ese contexto, Haití es la más afectada de la región, con casi la mitad de su población en inseguridad alimentaria aguda, incluyendo unas 5600 personas en situación de catástrofe.
Aunque en Guatemala y Honduras se observaron mejoras, Colombia enfrenta dificultades persistentes, con un aumento de desplazamientos internos y altos niveles de hambre entre las poblaciones migrantes. También, el informe señala la preocupación por el hambre en Cuba, Venezuela y entre migrantes en Perú, pero estos países no han proporcionado suficientes datos para el informe.