Intolerancia política, desconocimiento de las normas básicas de entendimiento entre poderes, y un alto grado de soberbia demostró el secretario de Gobierno Municipal, Fernando Asegurado en sus delirantes declaraciones contra el rechazo al veto interpuesto por Fein, que decidió el Concejo en su última sesión. Lamentables declaraciones de Ratner.
En democracia, hay que saber ganar y perder. Y aceptar los resultados. Terminada la votación, Cappiello pidió la palabra y dijo que le recomendaría a Fein que llevara el tema a la Justicia. Después, Asegurado cargando sus tintas contra la decisión de los ediles y más tarde, el titular del Sindicato Municipal, defendiendo a sus socios, una serie de respuestas que demuestran un enanismo político supremo.
Más allá de la mera cuestión de fondo, donde como en todo existen dos bibliotecas, suponer que el Concejo dio "un golpe institucional", porque hizo uso de sus facultades, conferidas por la Ley Orgánica de Municipalidades y Comunas es casi desconocer el derecho en absoluto.
Además, supone que fallaron los mecanismos institucionales encargados de hacer la lectura fina de los números que podían darse en el Concejo. Allí había sido el edil Roberto Sukerman, el que les había anticipado "que hicieran bien los números, porque estaban dados los votos para el rechazo al veto", pero en calle Buenos Aires no lo atendieron, le dieron para adelante nomas, y dejaron expuesta a Fein a un cachetazo político de proporciones.
Sin precedentes. El rechazo del cuerpo legislativo a un veto de un intendente no se había dado nunca en el período democrático desde 1983. En medio de la sesión, El Tigre decía por lo bajo, "Esto es inédito, nunca pasó, ni al Vasco ni a mi, y menos a Binner, se nos hubiera ocurrido rechazar un veto sabiendo que perdíamos, estos muchachos son unos boludos".
En el último tiempo y ya de bastante grande, Ratner se recibió de abogado, pero parece que no aprendió mucho. Salió con los tapones de punta a defender a la intendencia (oponiéndose a concursos públicos para designar jueces), y le pidió a los concejales que les pagaran el sueldo. ¿Que quizo decir?
Se referirá a que los concejales, en la misma sesión votaron un refuerzo presupuestario de 600 millones de pesos para pagarle el sueldo a él y a sus compañeros, no, de eso no dijo nada. Como si fuera un bulldog obediente, salió a defender al patrón a la primera orden emanada desde el Palacio de los Leones, triste y previsible papel de felpudo del poder de turno.
Se referirá a que los concejales, en la misma sesión votaron un refuerzo presupuestario de 600 millones de pesos para pagarle el sueldo a él y a sus compañeros, no, de eso no dijo nada. Como si fuera un bulldog obediente, salió a defender al patrón a la primera orden emanada desde el Palacio de los Leones, triste y previsible papel de felpudo del poder de turno.
En otra aseveración insólita, Asegurado tildó el rechazo como una "típica reacción kirchnerista", por el hecho de bajar los votos lo dijo, pero olvida el añorado tiempo de la mayoría automática del socialismo, donde los temas ni se debatían en comisión, tiempo del que él formó parte, cuando era concejal levantamanos del oficialismo y parecía tener el brazo enyesado.
El variopinto esquema político que se agrupó contra el rechazo al veto con radicales, justicialistas, concejales con bloque propio y ediles del PRO, logró torcerle el brazo a Fein en una cuestión si se quiere menor, al lado de la trascendencia de los temas que aún quedan por aprobar en el Palacio Vasallo de acá a fin de año, llámese presupuesto, multas con videocámaras, la construcción de grandes edificios en los terrenos de Cargil, las cocheras subterráneas, el aumento del precio del boleto del TUP, etc.
Sinceramente no parece el mejor momento para ponerse de punta con la oposición, sin la cual la aprobación de los temas mencionados será imposible. Ofender a un edil al que la semana que viene se le va a pedir que acompañe iniciativas oficiales no parece el mejor consejo, pero ellos van, con un mensaje casi adolescente, carente de sentido político de la oportunidad.
Aceptar las derrotas pronto, aprender de ellas y sacar conclusiones para mejorar son premisas indispensables en la actividad política. Defender nuestras posiciones obstinadamente como si siempre tuviéramos razón habla de una peligrosa costumbre de creernos los mejores, y eso lo decide la gente cada dos años, y al fin y al cabo, nadie es dueño de la verdad absoluta.
Roberto Durán
